Si me voy y no regreso,
coloca mis cartas en un sobre,
guarda mis sueños en cajas
y no dejes que broten.
Si me voy y no regreso,
haz de mí una poesía,
conviérteme en una historia,
vuélveme tu melodía.
Si me voy y no regreso,
esconde los adioses bajo el polvo
y lustra con cuidado las mañanas
en las que desperté a tu lado.
Si me voy y no regreso,
no culpes a la fortuna,
no culpes al destino
ni a las desaventuras.
Si me voy y no regreso,
apaga todas las luces,
acurrúcate en las sombras
y refúgiate en el olvido.
Si me voy y no regreso,
quema mis poesías,
elimina cada testimonio
de mis extrañas palabrerías.
Si me voy y no regreso,
busca bajo la almohada
donde he dejado el dinero
con el que compraría tu mirada.
Si me voy y no regreso,
planta flores en la terraza,
que sean pálidas como mi rostro
y grises como mi mirada.
Si me voy y no regreso,
pon mis deseos en una jarra
de cristales opacos
y cierra con fuerza la tapa.
Si me voy y no regreso,
quédate con mis sabores,
con el perfume de mis camisas
y el sonido de nuestros corazones.
Si me voy y no regreso,
por favor evita seguirme.
Iré a un sitio de humo espeso
de pesadillas y despechos.
Si me voy y no regreso,
enciende la radio
porque pasarán nuestro tema
el día de tu cumpleaños.
Si me voy y no regreso,
guárdate las lágrimas;
no permitan que desborden
e inunden tu morada.
Si me voy y no regreso,
perdóname por no besarte,
por no pedirte permiso
para marcharme.