Se pasean por la noche
como cuervos en bandada,
luciendo con orgullo
su negro plumaje.
Recorren las calles
en un desfile de brujas,
un aquelarre homogéneo
del que ninguna ciudad
se escapa.
Camufladas
con las sombras,
piden a gritos
un poco más de atención.
Y no entiendo.
Vestidos,
polleras
y pantalones;
blusas
y musculosas.
Completamente negro
es el disfraz.
Cualquiera pensaría
que se dirigen a un
funeral.
Se las ve
durante los fines de semana,
rondando las calles
hasta la madrugada,
con más maquillaje
que cara.
Y no entiendo.
No comprendo el motivo,
la razón o la lógica
de tal oscura moda,
de esta extraña costumbre
que tienen en la actualidad
de vestirse de negro
cuando salen de noche,
cuando se van a una fiesta,
un boliche,
o un bar.
En su intento por resaltar
se fusionan más y más
con la noche y la oscuridad,
convirtiéndose en siluetas
imposibles de diferenciar.
Y no entiendo
por qué se visten
todas igual
en su fallido intento
por resaltar.